En nuestro nacimiento hay todo tipo de esmero para que representemos el orgullo y la eternidad del ser.
Miles y miles de habitos nos tienen que aportar y modificar para aprender a pensar y sentir.
Cruzamos una lucha de fantasías y apropiaciones de lo que quiciéramos ser como adultos.
Nuestra juventud se envuelve de ciencia y ya creemos ser persona pensante y creativa.
Pasan y pasan los años de ejercer ,ver y sentir a los demás,corregir o dejar que la naturaleza obre como siempre lo hace.
Un día te levantas y vez que tu alma es un alfiler y que hay que conectarla con el gimnasio de lo espiritual,ya nada de tanto de lo deceado es vital y nuestra alma crea su imperio sobre lo material.
No hay religiones,libros o conceptos que nos permitan crecer mas que la confianza y el respeto a lo esencial y dejamos tras de si tantas mentiras para salvarse fácil.
Comenzamos a envejecer con alma y trascendencia en cuerpo donde la razón espiritual casi estaba aniquilada.