Al terminar mi caminata cotidiana,mi celular a pedido su carga y así; a buscarle su sustento.En una de tantas e infinitas oficinas comparto también con aquellos que en los juegos de azar encuentran su razón de vivir.
La primera imprime tantos numero como posibles equivalente a un salario diario. Hay otra que cuenta con suspiros,como se esfumaron los números el día anterior para dar felicidad a su eterna compulsion.
Respetando las distancias , he quedado en un triángulo de perdedores al hablarles de su ludopatia:
-La primera de tamaño pequeño y con mirada rencorosa , agresiva se refiere a mi ;como gusano intruso:"y a usted quien lo llamo a mirar nuestras dichas,no me interesa ningún diagnostico,guardese su parte".
-La segunda con su lista infinita de números :"juegue para que sienta la dicha de acertar y lo vera después de tantos años,si no lo hace; no le caerá la suerte".
-La tercera,la vendedora replica con alto tono:"no lo oigan,así me dejara sin trabajo,suerte que no lo entienden".
En silencio y cabeza baja replico:"mi interés no es nada de nada,solo preguntaba si tenían conciencia de lo que han degustado por tantos años,no era mas".
Recibo mi servicio,no mira a nadie y sigo mis pasos al ver como en este mundo a pesar de esa información y definición de términos;todavía vivimos sin conocer la verdad de estar aquí.
Si,le pedimos a las nuevas generaciones razones y aclaraciones y la realidad; esos que la imponen no tienen ni razones para estar vivos.
Que nos ha impuesto esta forma tan superficial de vivir para no saber que hacemos,que pensamos y a donde queremos morir.
Por fin este pensar encuentra la razón de tanta sin razón.
